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Historiador. Profesor Titular de Historia de la Cultura y del Derecho en el Seminario de Historia del Derecho del Doctorado en Ciencias Jurídicas y en la Carrera de Abogacía en la Pontificia Universidad Católica Argentina y Profesor Titular de Historia Constitucional Argentina en la UCALP:

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EDITORIAL

miércoles, 20 de agosto de 2014

EL ADIESTRAMIENTO PROFESIONAL EN EL FORO PORTEÑO (SIGLOS XVIII Y XIX) Alberto David Leiva

A fines del siglo XVIII funcionaban en el Virreinato las universidades de Chuquisaca y de Córdoba. En ambas existían estudios de Derecho que finalizaban con la obtención de los grados de bachiller, licenciado o doctor, casi siempre in utroque  iure.

 

Una Real Cédula del 19 de octubre de 1768 disponía que para poder inscribirse como abogados en la matrícula habilitante, los graduados debían practicar cuatro años ene el bufete de un letrado desde la obtención del diploma y aprobar después un examen ante la Real Audiencia de la jurisdicción.

 

Durante los años de práctica , esta suerte de tutoría se cumplía bajo exclusivo control del letrado adiestrante. Llegado el caso de matricularse o de cambiar de jurisdicción , el titular del estudio expedía , a solicitud de sus practicantes, un certificado en que constasen sus aptitudes y desempeño en las tareas.

 

El estilo de esas constancias nos ilustra acerca de algunas cualidades valoradas en las pasantías, al tiempo que resulta útil para recrear varias actividades cumplidas por los practicantes. Así, por ejemplo, el 8 de enero de 1770, el canónigo doctor Juan Baltasar Maziel, inscripto ante la Audiencia de Charcas, certificaba en Buenos Aires que el bachiller Facundo de Prieto y Pulido había concurrido diariamente a su estudio desde marzo de 1769 para perfeccionarse en la teoría y práctica de la abogacía "ya confiriendo los puntos de Derecho que se le ofrecen, ya buscándolos en los autores más clásicos y que los tratan con arreglo a nuestras leyes, en cuyo ejercicio han sido tan considerables los progresos que ha hecho su aplicación sostenida de la viveza de su ingenio y singular capacidad de su talento, que con todo seguro se le puede fiar los asuntos de mayor gravedad. Y en efecto, cerciorados todos de esto mismo, el primer pasoque hace cualquiera que tiene algún negocio o punto que deducir al fuero contencioso, es empeñar en su defensa al enunciado Don Facundo, teniendo por un pronóstico favorable del buen éxito de su causa el hecho sólo de franquearse a su patrocinio y dirección."[1]

 

Varios días después,el 19 de enero de 1770, el doctor José Luis Cabral, también matriculado ante la Audiencia de Charcas, escribía sobre el mismo practicante: "Ha frecuentado mi estudio , coadyuvando al despacho de las causas que han corrido bajo mi patrocinio, en cuyo ejercicio ha manifestado su sobresaliente capacidad, viveza y aplicación, como también el estar suficientemente instruido en el método que deben seguir los juicios para poder por  sí dirigirlos." [2]

 

El 15 de setiembre de 1773 otro letrado, José Vicente Carrancio, certificaba que Prieto y Pulido había concurrido a su estudio, "registrando con suma aplicación las leyes y doctrinas que convenía, y conferenciando los puntos dudosos que se ofrecían, habiendo ejecutado lo mismo en otros de los estudios de los demás abogados que hay en esta ciudad, y en cuyo ejercicio ha alcanzado acompañado de su sobresaliente ingenio y capacidad, y de su continuo estudio, el instruirse perfectamente en esta ciencia legal así en la teoría como en la práctica para el método y orden con que se deben seguir las causas, pudiéndolas dirigir por sí con entera satisfacción" [3]

 

El tiempo de práctica se redujo considerablemente a partir del año 1780, cuando comenzó a funcionar en Charcas bajo la dirección de un Oidor la Real Academia Carolina de Practicantes Juristas. Durante poco más de dos años se tramitaban en ella casos ideales, estudiando la legislación usual y los procedimientos judiciales . Concluído el apredizaje, el candidato rendía un examen final ante la Audiencia.

 

Instalada por fin la Audiencia de Bs As  en 1785, se abrió bajo su control una nueva matrícula para abogar. El tiempo de práctica previsto por la Real Cédula de 1768 casi doblaba el exigido por la Academia Carolina, pero la reciente instalación del tribunal, la existencia de nuevas oficinas, el creciente comercio portuario, la expansión de la ciudad y el rápido aumento de la población, contribuían a hacer atractivo el foro porteño para muchos graduados deseosos de realizar una lucrativa carrera. Los interesados en ejercer la profesión en estas playas cumplían en consecuencia la pasantía en los bufetes designados por la Audiencia, examinándose por fin ante el mismo tribunal.  La instalación de una academia de práctica forense habría de demorarse todavía 30 años.

 

Independientemente de la designación hecha por la Audiencia, los interesados podían además completar su entrenamiento libremente con cualquier otro mentor. El doctor Gregorio José Gómez, por ejemplo, fue admitido para practicar en el estudio de Antonio Domingo de Esquerrenea (matriculado en 1793 y después Camarista). Sin perjuicio de ello concurría también regularmente al bufete de otro letrado más antiguo, Justo Núñez (matriculado en 1789)[4]

 

También en Charcas se entendía por entonces que el hecho de concurrir a la Academia no significaba tener que privarse de recibir otros auxilios. El joven Mariano Moreno (matriculado en Bs As en 1805) había concurrido a la Academia Carolina en Chuquisaca, pero pasó también por el bufete del abogado Esteban Agustín Gascón. El 25 de mayo de ese año, Moreno pedía a Gascón que se sirviese certificar como cierto que "antes de ingresar a la Real Academia de práctica asistí a su estudio anticipadamente en la práctica del Foro." El mismo día recibió la constancia que pedía.[5]

 

Es indudable que la pasantía contribuyó al crecimiento del profesionalismo en el foro porteño. El entrenamiento cumplido en el estudio de un letrado familiarizaba aún más al practicante con las obras conocidas en las aulas. El letrado, enriquecido por la experiencia, presentaba al pasante un juicio maduro, que este concordaba con la poca o mucha ciencia recibida, y con la poca o mucha ciencia recibida, y con sus ilusiones, en la cotidiana realidad de aplicación del Derecho.

 

Producida la revolución, el acta del cabildo del 25 de mayo de 1810 establecía que los integrantes de la Junta quedaban excluídos de ejercer cualesquiera funciones judiciales, controlando la Audiencia , como antes, la matrícula de abogados. Al suprimirse la Audiencia, la Cámara de Apelaciones se hizo cargo de la matrícula por tratarse de un asunto que en la época se siguió considerando sujeto a superintendencia judicial.

 

Al instalarse en 1815 bajo la dirección del tribunal la Academia de Jurisprudencia, el tiempo de práctica se redujo a tres años con asistencia a sus reuniones, pero -igual que en Chuquisaca-  los bufetes siguieron recibiendo más o menos practicantes, de acuerdo al prestigio de su director.

 

La subsistencia del adiestramiento práctico no resultaba chocante para la sensibilidad de la época. Predominaba entonces el concepto- heredado de tiempos más antiguos- de que no se podía ejercer la profesión únicamente pane lucrando sino que el letrado debía poner también sus conocimientos al servicio de los aprendices deseosos de integrar lo que se llamaba todavía el gremio de los abogados. La historia del foro de Bs As nos proporciona abundantes ejemplos:

 

Manuel Bonifacio Gallardo ( matriculado en 1817) recibió en su estudio a Florencio Varela y a Baldomero García. Por circunstancias política conocidas. Varela tuvo que matricularse en Montevideo, donde fue secundado por Miguel Cané padre.

 

Baldomero García (matriculado en 1830) que fue hombre de convicciones federales, mantuvo en ese entonces unos de los bufetes más exitosos de Bs As. Aunque era de ordinario tartamudo desplegaba una elocuencia forense incontenible cada vez que trabajaba. Incansable en la tarea, agotaba a sus pupílos caminando entre libros abiertos, que leía y citaba en continuo movimiento. Así dictaba sus escritos y así lo ha evocado con afecto uno de sus pasantes más queridos.[6]  Pasaron por su estudio Mariano Gascón ( matriculado en 1838), José Benjamín Gorostiaga( matriculado en 1846), Miguel Navarro Viola (matriculado en 1851), Marcelino Ugarte (matriculado en 1852), Bernardo de Irigoyen (matriculado en 1857) y Benjamín Victorica (matriculado en 1864)

 

Pese  a que la Academia de Jurisprudencia seguí funcionando [7], todos los estudios de l Bs Asrosista recibían aprendices. Así Dalmacio Vélez Sarsfield ( matriculado en 1823) certificaba el 28 de noviembre de 1838 por nota dirigida a ella, que "el presbítero Don José Corta se ha adscripto a su estudio en calidad de practicante" agregando que "lo hace para lo que esto pueda importar al objeto de su solicitud".[8]  Poco por cierto importó. Corta no llegó a matricularse en Bs As y Vélez Sarsfield, sospechado de salvaje unitario vio languidecer su estudio en poco tiempo. Durante un año entero "la sombra de un cliente no oscureció la luz de las puertas de su estudio", escribió su amigo Sarmiento en 1875.[9]

 

Treinta años después, el letrado cordobés prácticamente lideraba con su ciencia el foro de Buenos Aires. Algunos pasantes de su estudio alcanzaron también a su tiempo fama y honores, como Luis V. Varela ( matriculado en 1869) y Victorino de la Plaza ( matriculado en 1870), quien finalmente heredó por testamento el estudio dels codificador y, llevado por exigencias de la vida diplomática, estableció en Londres una sucursal que luego mantuvo.

 

Mucho más éxito que Vélez durante la época de Rosas tuvo Lorenzo Torres ( matriculado en 1829). Trabajaron en su estudio Miguel Esteves Saguí ( matriculado en 1840), Marcelino J. Carballido ( matriculado en 1842) y Bernardo de Irigoyen, que también lo hizo en el bufete de García.

 

Producida la caída de Rosas, nuevas estrellas brillaron en el Foro. El futuro presidente del Colegio de Abogados, José Roque Pérez ( matriculado en 1839) pudo formar a su lado a Nicolás Avellaneda (matriculado en 1862) con quien luego se asoció, a Juan Agustín García padre, y a Luis Lagos García ( matriculado en 1868).

 

José benjamín Gorostiaga, antiguo pasante de Baldomero García, adiestró a su vez en la profesión a Vicente Gregorio Quesada ( matriculado en 1855) y a Carlos Pellegrini (matriculado en 1871)

 

José María Moreno, sargento mayor de artillería en plena juventud (matriculado en 1865) se asoció al auditor de guerra Ceferino Araujo ( matriculado en 1859).

En ese estudio practicaron Angel Garay ( matriculado en 1875) , José Matías Zapiola ( matriculado en 1875), por breve tiempo Rafael Calzada ( matriculado en 1877) y Emilio Carranza ( matriculado en 1879).

 

Tras la aparición de la cátedra de procedimientos, en 5 de octubre de 1872, se abrió una nueva etapa para la enseñanza práctica. La Academia  de Jurisprudencia y la nueva Facultad de Derecho, creada en 1874 , comenzó a otorgar luego el título de abogado.

 

Aunque los bufetes no dejaron de recibir a nuevos practicantes que deseaban completar su entrenamiento, la pasantía ya había entrado en el campo del pasado. La hemos evocado como el reflejo de una sociedad dispuesta a reconocer abiertamente la eficacia del entrenamiento empírico para iniciar correctamente a los graduados en el difícil arte de reclamar justicia.

 



[1] Ricardo Levene, HISTORIA DEL DERECHO ARGENTINO, Bs  As, 1946, Tomo III, pág.425
[2] Op.cit. T.cit. pág.420
[3] Op. cit. T.Cit. pág.426
[4] Juan María Gutiérrez, ORIGEN Y DESARRLOLLO DE LA ENSEÑANZA PUBLICA SUPERIOR EN BS AS , 1915. Pág. 543
[5]Mariano Moreno RECOPILACION por Román Francisco Pardo. Instituto Bonaerense de Numismática y Antigüedades . Bs As , 1960. Pág. 81.
 
[6] Miguel Navarro Viola. EL DR DON BALDOMERO GARCIA, RECUERDOS BIOGRAFICOS. BsAs , 1870
 
[7] Alberto David Leiva. UN REGISTRO DE EJERCICIOS PRÁCTICOS DE 1838 DE LA ACADEMIA DE JURISPRUDENCIA DE BS AS. En Revista de Historia del Derecho, Buenos Aires, 1975 Tomo 3. Pág. 391 y s.
[8] "Viva la Federación. Año de 1838. Academia de Jurisprudencia Teórica Práctica. Actuación para la matrícula en ella del presbítero Dr. D.Juan José Corta" Manuscrito en Biblioteca de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UBA.
[9] D.F.Sarmiento. Bosquejo de la biografía de D.Dalmacio Vélez Sarsfield. Bs As, 1875. Pág.44.

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